Soy
afortunada puesto que aún puedo hablar con mis dos abuelos. Aunque
tengo la desgracia de que 500 km me separan de ellos. En cualquier
caso, con distancia o sin ella, me parece cuanto menos curiosa su
visión de las huelgas -en concreto de las generales- y de otros
movimientos sociales.
Por
un lado aseguran que sirvieron para alcanzar muchos derechos que
hasta ahora hemos disfrutado alegremente hasta
el punto de creerlos nuestros -qué ingenuos, diría más de un
político o economista-. Lo que pasa es que al parecer no debió de
ser tan alegre el
sentimiento y participación en estas huelgas, y de ahí que mañana
muchas personas añosas cambiarán su rutina diaria por miedo a que
pueda ocurrirles algo, que ya son muy mayores, si bajan a por el pan,
si van a jugar la partida al bar de Emilio o si se atreven a hacer la
ruta del 132 -que
más allá de ser el nombre de una serie de locales nocturnos es el
número del autobús en el que se suben para "dar una vuelta",
llegando a destino y retrocediendo sin salir del vehículo sólo para
ver pasar a la gente y comprobar que aquel señor con boina y abrigo
verde ha dejado de coger el bus de las 10:30, ¿le habrá pasado
algo?-. No, el día de huelga general no. Se verán obligados a ver a
Mariló hablando del alma de los órganos donados, programas como
Mujeres, Hombres y Viceversa que "al menos les alegrará la
vista" y toda la enriquecedora programación que les ayudará a
echar en el sillón la cabezadita que no dieron anoche en la cama.
Hasta
aquí todo podría cuadrar, pero se me rompen los esquemas cuando
intentan convencerme para que no apoye las huelgas generales -que
últimamente las hemos tenido con mucha más frecuencia, algo no tan
común en nuestro país como veremos más adelante-. Ambos coinciden
en que no servirán para nada, aunque a la vez confunden los métodos
de antaño -que al parecer sí defendían en su momento, sí
funcionaban y son los que ahora consiguen dejarles en casa-, con los
de ahora -más pacíficos y con soportes que deberían facilitar el
poder de convocatoria-. Por cierto, el
otro día oí por ahí que nos vamos a gastar un 28% más en
Defensa y que el gasto en material de antidisturbio y "protección"
(claro, han de asegurar el derecho a huelga y manifestación de la
gente...) subirá un 1780%. ¿Y si fueran unos visionarios?
Teniendo
en cuenta que hay muchos
tipos de huelga, en España ya llevamos unas cuantas, aunque
generales menos de las que podríamos pensar.
La
de 1855, en tiempos de Isabel II, es oficialmente considerada la
primera de la historia de España, aunque me cuesta creer que así
sea... convocada por La unión de clases, trabajadores de
la industria textil en Cataluña. Por aquellas épocas ondeaba
el bienio progresista, que viene a ser algo parecido a lo
que tenemos desde hace años con PSOE-PP.
¿Y
qué pedían? Se manifestaban rompiendo las maquinarias de las fábricas en contra del maquinismo y
la mecanización propios de la revolución
industrial, en el llamado conflicto de las selfactinas (por
la introducción de las selfactinas (del inglés self-acting,
"de acción automática"), que mecanizaban una
parte importante de trabajo del hilado.
Las
máquinas sustituían al trabajador y aumentaban
el desempleo provocando una gran población obrera
sobrante. El Parlamento del Reino Unido disponía,
desde 1721, de leyes penales que castigaban con
la deportación el daño a las máquinas. Pero como las
actuaciones contra la mecanización seguían, aprobó
la Frame-Breaking Act de 1812 que permitía
castigar a los trabajadores con la pena de muerte...
Las
exigencias fueron, además de la libertad de asociación,
la reducción de la jornada de trabajo y el aumento
del salario... Las exigencias nos suenan, el lema nos puede
sorprender: «asociación o muerte».
Pego
acá un artículo publicado en un periódico de la época, el
diario liberal barcelonés La Corona de Aragón, en
su edición del 4 de julio de 1855 para intentar ponernos en
situación, por si no lo pseudoestamos. Nuevamente se repiten
sentimientos y lo que cambia es el recipiente que aporta forma al
contenido:
La
zozobra, la inquietud, el malestar, la discordia y la desconfianza se
han hospedado por fin en Barcelona, en la bella Barcelona. En un día
y a una hora dada han cesado los trabajos en todas las fábricas de
Cataluña, y cien mil hombres se han lanzado a la calle pidiendo 'pan
y trabajo' y gritando 'asociación o muerte'. Al estado a que han
llegado ya las cosas, antes de que una colisión venga a sembrar el
luto y el dolor en las familias, ya no hay que volver la vista atrás,
sino tomar la cuestión en el punto en que se halla, y con la leal
protesta de los mejores y más sinceros deseos, decir lo que creemos
oportuno para poner en práctica y para terminar esa situación
triste y angustiosa, tanto más angustiosa y triste cuando los
carlistas enarbolan decididamente su negra bandera y escogen por
campo de batalla las llanuras y montañas del antiguo
Principado. ¿Qué es lo que piden esas inmensas masas de
trabajadores que pueblan nuestras calles, sin manifestarse hostiles
sin embargo, sin insultar a nadie, debemos decirlo en su favor, sin
propasarse a nada? El derecho de asociación. Piden también que se
fijen de un modo estable las horas de trabajo y que se constituya un
gran jurado de amos y obreros que arreglen buenamente las discordias
que entre ellos se susciten. Pues bien, que se forme ese jurado,
nosotros también lo pedimos, también lo demandamos en nombre de la
libertad, en nombre del orden, en nombre de las familias, en nombre
de la pública tranquilidad, en nombre de Barcelona toda. Que se
forme ese jurado, sí, pero no de amos y de operarios solo, sino de
doce o quince personas en que estén representadas las clases
principales, de doce o quince personas cuyos nombres solos sean una
garantía para todos los buenos, para todos los liberales, para todos
los que, identificados con los principios santos proclamados por la
gloriosa revolución de julio, deseen verdaderamente que la libertad,
el orden y el progreso lleguen a establecerse por fin de una manera
sólida en nuestro infortunado país. Que se forme ese jurado, que se
busquen para formarlo hombres de talento, de conocimientos, de
acrisolado patriotismo, de principios reconocidos, de arraigo en el
país, de influjo en el pueblo, de sentimientos puros, leales y
nobles, y que se den a ese jurado amplias facultades por parte de los
trabajadores lo mismo que por la de los amos, y que ese jurado, en
fin, estudie, investigue, indague y obre en vista de los documentos y
de las pruebas que se le sometan, según su leal saber y entender le
dicten, interín las cortes, como debieran ya haberlo hecho, se
ocupan de asunto tan importante y tan vital. Este es nuestro parecer
que francamente emitimos, que sinceramente proponemos, sin segundas
miras, sin doble intención, sin más intención ni miras que las de
contribuir a la felicidad y al bienestar de los jornaleros hermanos
nuestros. Nos atrevemos a pedir al Escmo. señor capitán general, al
Escmo. señor gobernador civil, a la Diputación, al Ayuntamiento, a
los trabajadores todos que adopten nuestro proyecto, si lo creen
oportuno, como un medio honroso de transacción. Nos atrevemos a
pedir a la prensa barcelonesa, nuestra hermana, que apoye nuestro
proyecto, si lo juzga útil, y le añada lo que su ilustración sabrá
encontrar y nuestra ignorancia no nos ha dejado ver. Es preciso
que esta situación triste y lamentable concluya, es preciso que se
calme esa crisis industrial, es preciso que los ánimos se
tranquilicen y sosieguen, a fin de que juntos, unidos y compactos
podamos acudir contra nuestro enemigo común que es el carlista, que
es el absolutista, que es el reaccionario, que es, en fin, todo el
que es enemigo de la libertad. Nosotros proponemos el medio,
cumpliendo con nuestra misión de honrados y leales periodistas.
Proponga cada cual el suyo y que el pueblo y las autoridades adopten
el mejor, pero que se adopte un pronto, pronto, pronto, antes que
aprovechando esos momentos para ellos propicios, se aventuren a dar
un golpe de mano nuestros enemigos tan incansables como
vigilantes, antes de que un tiro disparado al acaso promueva una
colisión, antes de que venga la guerra intestina, la guerra civil, y
con la guerra civil la miseria, la desolación, el luto y la desdicha
de la un día tan opulenta y hoy tan desgraciada Barcelona.
La
huelga general duró del 2 al 11 de julio de 1855 y fue masivamente
seguida. El 9 de julio de 1855 Barcelona fue tomada
militarmente, y el general Espartero envió a su ayudante,
curiosamente con nombre de constructora, Sanabria, con un documento
lleno de vagas promesas...
Otras
huelgas, como la de 1917 con Alfonso XIII buscaban cosas tan
familiares como: "Con el fin de obligar a las clases
dominantes a aquellos cambios fundamentales del sistema que
garanticen al pueblo el mínimo de condiciones decorosas de vida y de
desarrollo de sus actividades emancipadoras, se impone que el
proletariado español emplee la huelga general, sin plazo
definido de terminación, como el arma más poderosa que posee para
reivindicar sus derechos".
En
1934 en Madrid la UGT declaró una huelga
general revolucionaria contra la entrada de ministros de
la CEDA en el gobierno de la República, que
consideraban las organizaciones obreras el preludio de la
instauración del fascismo en España. La CNT (de
la que luego nacería CGT, que sí cobra subvenciones del Estado en
la actualidad, aunque se hace llamar anarcosindicalista) no
apoyó. Muchos campesinos, agotados por las huelgas que se
habían producido durante los meses de marzo, abril y junio, tampoco
secundaron la nueva huelga. Y es que ese año estuvo movidito, y se
cocieron multitud de huelgas por toda España.
En
la general, los huelguistas intentaron el asalto a la Presidencia del
Gobierno y, después de dos horas de disparos, el Gobierno de
la República dominó la situación y encarceló a los sublevados.
Desgraciadamente,
la huelga general de 1936 fue convocada por UGT y CNT y
se desarrolló entre el 18 y el 23 de julio, significando
la derrota del pronunciamiento en las principales ciudades de España,
en el comienzo de la Guerra Civil Española y con el
consiguiente estallido de la Revolución social española de
1936.
Durante
el periodo preconstitucional o de transición política no democrática
sucedió la Huelga general de 1976, celebrada el 12 de
noviembre de 1976 (de 24 horas, Jornada de paro
general) fue convocada por COS (Coordinadora de Organizaciones
Sindicales) -entre ellas CCOO, UGT y USO- contra
las medidas de ajuste laboral y económico del gobierno de Adolfo
Suárez -no elegido democráticamente-, y por la amnistía y
las libertades democráticas. En
realidad hubo muchas...
Y
ya en el periodo preconstitucional o de transición política
democrática, la Huelga general en España de 1978,
celebrada el 5 de abril de 1978, fue convocada por
la Confederación Europea de Sindicatos (CES) y secundada
por UGT, CCOO y sindicatos de 28 países
europeos. Se
protestaba contra el alto porcentaje de desempleo en Europa
(¡tan sólo un 5%, podríamos decir!) y tuvo un seguimiento de unos
cuatro millones de personas, según los sindicatos. El
presidente del Gobierno Adolfo Suárez (UCD) ya había sido
elegido democráticamente aunque sin estar aún aprobada la
Constitución española refrendada el 6 de diciembre de 1978.
Una
vez aprobada la constitución se presupone periodo de democracia
plena constitucional... y es cuando llega el auge de las huelgas:
En
1981 una huelga general de dos horas de
duración contra la intentona golpista.
En
1985 una huelga general de 24 horas en contra de la reforma de
las pensiones.
En 1992 una
huelga general de 12 horas contra la reforma del subsidio de
desempleo.
En 1994 una
huelga general de 24 horas contra la reforma laboral.
En 2002 una
huelga general contra la reforma del susbsidio de desempleo por el
gobierno de Aznar.
En 2003 una
huelga general de 2 horas contra la participación de España en la
Guerra de Irak y sus efectos socioeconómicos. ¡Tan sólo CGT y CNT
convocan huelga de 24 horas!
En 2010 una
huelga general de 24 horas contra la reforma laboral, la reducción
salarial en el sector público y la congelación de las pensiones.
En 2011 una
huelga general de 24 horas en Cataluña, Galicia, Euskadi y Navarra
(casualmente de partidos políticos discordantes con el resto del
panorama estatal y convocada por sindicatos denominados
"minoritarios") contra la reforma de las pensiones.
En 2012 una
huelga general de 24 horas el 29 de marzo contra la séptima
reforma laboral aprobada el 19 de febrero de 2012 (y hubo gente que
se manfiestó contra otro par de cosicas más).
¡Y
ojo! Porque este es el año de la apocalipsis maya y de más de una
huelga general, ya que hoy 14 de noviembre volvemos a tener
convocada otra huelga general más de 24 horas. Sucede que esta es la
primera vez en la historia de la Unión Europea que se ha
convocado simultáneamente una jornada de paros en diferentes estados
con una reivindicación
común. Chipre, Malta, Portugal, Italia y España vivirán
una jornada de huelga general que será apoyada con movilizaciones
en Francia, Grecia y huelgas sectoriales en la Bélgica
francófona.. ¿En contra de qué esta vez? Por el “recorte de
derechos fundamentales”, el “deterioro de pensiones, de sanidad y
de educación” y el “intento de aislar al medio rural” y, en
este sentido, pidieron “una ola de simpatía y de comprensión por
parte del conjunto de la población, de la opinión pública”, que
se una al esfuerzo de los asalariados que secunden esa convocatoria.
El
sindicato europeo destacó en una nota que las medidas de austeridad
"han arrastrado a Europa desde el estancamiento económico hasta
la recesión. El resultado de estas políticas ha sido el
bloqueo del crecimiento y el desempleo en continuo aumento",
reza la nota. "Los recortes a salarios y la protección social
son ataques al modelo social europeo y agravan las desigualdades y la
injusticia social. Es necesario un cambio de ruta", prosigue.
Qué
sé yo, quizás los abuelos en vez de evitar que protestemos nos
mandan involuntariamente una señal de cara a avivar nuestras
protestas de manera más o menos creativa, pero por otro lado su
punto de vista no difiere con el de mucha otra gente de menor edad.
Así que no es sólo cosa de la gente mayor (en general, que siempre
te llevas des y agradables sorpresas).
No
sé tú, pero a mí me da la sensación de que las huelgas han
mermado en duración y credibilidad, y no acabo de ver en qué
momento la gente pasó de creerse soberana de su propia sociedad (qué
despropósito) a víctima y marioneta de entidades -que no personas-
totalmente abstractas. Por otro lado, me parece un canteo que los
objetivos que se buscan se hayan difuminado tanto... ya no podemos
luchar contra UNA cosa concreta. Nos estamos atragantando.
Hay
muchos argumentos que he escuchado hasta la saciedad desde que tengo
uso de razón, argumentos que no pasan de moda. Da igual que haya
gente que utilice una convocatoria de sindicato mayoritario
totalmente comprado por el Estado y dirigido por gente que hace
tiempo no trabaja (ergo no conoce las circunstancias de quienes deben
representar) para crear SU convocatoria crítica e
independiente. Da igual que estemos un cuarto de españoles formando
parte de la empresa más grande que tiene nuestro país. Da igual que
hayan pasado de
una privatización progresiva y pseudosilente de nuestra atención
sanitaria a un de-golpe-y-porrazo. Da igual que hayan cambiado la
reforma laboral que costó sudor, lágrimas y sangre conseguir. Da
igual que lleven dos meses sin pagarte, has de esperar 3 para poder
reclamar lo que es tuyo, y los meses que hagan falta hasta cumplir
requisitos de situación surrealista, aunque eso signifique puedas
morir en ese periodo de inanición. Da igual que dentro de unos años
no puedas pagarteuna justicia que ya de por sí no es igual para todos. Da
igual que te quedes sin techo. Da igual que gran parte de la
población sea consciente de que esto o aquello son meras cortinas de
humo que nos mandan y seamos capaces de ver a través de ellas. Da
igual que te quedes sin aire. Da igual que no te dé igual. Y, por
supuesto, da igual que te dé igual.
No
sé cuál es la solución a esta guerra encubierta. Supongo que si
fuésemos capaces de que 2012 fuera el año de la "época
democrática constitucional" de la primera huelga indefinida
masiva en vez del primer año en que hubo dos huelgas generales,
alguno de todos los objetivos que tenemos pendientes sería más
factible de ser alcanzado. Pero bueno, de momento, al menos, servirá
de ansiolítico y antidepresivo. Volveremos a sentir el simbolismo y,
con un poco de suerte, hoy recuperaremos alguno de nuestros céntimos
invertidos en los presupuestos del Estado en forma de pelota de goma
(90 cts/unidad) o gas lacrimógeno (rico y nutritivo, nos devolverían
unos 30 euros...que ni tan mal). Aunque no nos hagamos ilusiones, que
no somos ese tipo de sociedad que creíamos que éramos, esa en la
que el Estado vela por tu bienestar.
A veces funciona.